Carlos Compson , el talentoso músico peruano, ha vuelto a sorprendernos. Esta vez lo hace con una nueva versión de «Sortilegios», una de sus canciones más queridas del álbum Umbral (2013). Pero no esperes escuchar lo mismo que hace 10 años; este tema ha sido completamente transformado, tanto en sonido como en imágenes. Si alguna vez pensaste que no podía volverse más oscuro, más profundo, o más visceral, Compson está aquí para demostrarte lo contrario.
La letra, cargada de metáforas sobre la distancia emocional y los misterios internos, se potencia aún más en esta versión. Compson consigue que cada palabra resuene en lo más profundo, en un juego constante entre lo visible y lo que se oculta en las sombras. Es un tema que se siente más actual que nunca, con un mensaje que, aunque inquietante, resulta casi catártico para quienes se atrevan a sumergirse en él.
La nueva interpretación de «Sortilegios» nos ofrece una experiencia semiacústica tan potente como la original. Grabada en vivo, Compson nos arrastra a un universo donde el chelo se convierte en el cómplice perfecto de su guitarra, añadiendo una capa de melancolía exquisita. La canción es una danza entre la fragilidad y la fuerza, que se siente en cada acorde. Lo que antes era un himno del rock alternativo ahora se ha convertido en un ritual sonoro que evoca los rincones más íntimos del alma.
El videoclip transporta al espectador a un mundo de simbolismo oscuro y emociones en conflicto. Con una estética que alterna entre la elegancia gótica y el minimalismo moderno, logra capturar esa dualidad en la música de Compson: tensa, pero liberada; angustiada, pero en paz. Cada imagen es un reflejo perfecto de la intensidad emocional que habita en cada verso de «Sortilegios».
Con esta nueva producción, Carlos Compson no solo reafirma su lugar como una de las figuras más innovadoras del rock oscuro y gótico en Perú, sino que también nos recuerda por qué su música sigue conectando de manera tan genuina con aquellos que buscan experiencias auténticas y profundas. en cada acorde, en cada imagen. «Sortilegios» no es solo una canción, es un portal hacia otra dimensión.
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