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La fractura entre el hombre y el personaje: JOK! y la pugna interna en el videoclip de ‘Young Lennon’

Hay un abismo entre la imagen y la esencia. Lo saben los actores que se hunden en sus papeles hasta perderse en ellos, los músicos que construyen identidades alternas para soportar el peso de la exposición y, en este caso, JOK!, quien en ‘Young Lennon’ se atreve a confrontar esa fractura. Su videoclip refleja la canción, pero también es una extensión de esa búsqueda, un espacio en el que Joaquín Hoyos y su alter ego musical se miran fijamente, con recelo, con incertidumbre, intentando descifrar quién domina a quién.

El recurso visual es directo, pero no por eso menos inquietante: una pantalla dividida expone las dos versiones de JOK! en paralelo. En un lado, la figura que ha forjado con el tiempo, el personaje que se mueve con seguridad en el escenario y en las redes, una armadura hecha de ironía y confianza. Al otro, el joven que carga el peso de esa construcción, que lidia con las preguntas que nunca se hacen en voz alta: ¿Hasta dónde llega la actuación? ¿En qué momento el artificio se vuelve piel? Es un juego de espejos que JOK! despliega con una precisión quirúrgica, dejándonos a merced de nuestra propia dualidad.

La canción, producida por malapablo, respira un aire distinto al resto del álbum. Si en ‘Young Lennon’ (el disco) JOK! se mueve entre el sarcasmo y la irreverencia, en esta pieza hay un giro que desarma. La base sigue enraizada en el trap, pero la interpretación se aleja del cinismo para volverse confesional. Hay una cadencia que arrastra las palabras con el peso de la duda, un fluir pausado que amplifica la carga emocional. Es el sonido de alguien que se enfrenta a sí mismo sin posibilidad de escape.

El videoclip potencia esa tensión con una atmósfera calculada. La dirección de fotografía de Felipe Nuñez y el arte de Fátima Carranza construyen un entorno que se siente claustrofóbico, como si ambas versiones de JOK! estuvieran atrapadas en un duelo sin resolución. Y en medio de todo, el gavilán acanelado, observando, expectante. Ese animal, que en su momento fue rehabilitado por el padre del artista, se convierte en un símbolo de la misma dicotomía: la libertad y la jaula, el instinto y la domesticación, el arte como refugio y como condena.

JOK! no ofrece respuestas fáciles en ‘Young Lennon’. Muestra el dilema, lo expone con crudeza y deja que el espectador saque sus propias conclusiones. Es una obra que incomoda, que obliga a preguntarse hasta qué punto el artificio es necesario para la supervivencia del artista. Y en ese proceso, inevitablemente, también nos cuestionamos a nosotros mismos.

Mira aquí el videoclip:

Escucha el álbum completo:


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