Vivir solo es un acto de resistencia emocional.
No lo digo como una queja, lo digo como alguien que ya perdió la cuenta de cuántas veces se ha enfrentado a sí mismo en silencio. Sin distracciones. Sin compañía. Sin nadie que te diga si lo que estás haciendo está bien o solo parece estarlo desde afuera.
Florencia lanza “Senbonzakura” en medio de un mundo donde todo pide inmediatez, certezas y resultados. Y esta canción hace lo contrario: se detiene. Mira hacia adentro. Se permite dudar.
Y desde ese lugar tan incómodo —y tan necesario— nace algo muy valioso.
Lo primero que llama la atención es su sonido. Florencia se mueve en una zona transitada de la escena local: el math rock. Pero no lo hace desde la frialdad técnica, sino desde una sensibilidad que abraza el error y el ruido como parte del proceso.
Las guitarras no están para adornar; están para incomodar, para abrir grietas. En este track suenan cuatro o cinco al mismo tiempo, cruzándose entre sí, generando un mapa emocional que por momentos se vuelve asfixiante, y por otros, liberador. Es caos, pero no desorden.
A eso se suma la presencia del chiptune, ese sonido digital nostálgico que en lugar de buscar ternura o estética retro, aquí parece funcionar como un eco del pasado. Y más aún cuando descubrimos que uno de los samples está tomado de Silent Hill de PS1: un guiño no solo a una época, sino a una sensación de miedo constante, de estar perdido en un entorno que no entiendes del todo. Muy en línea con el mensaje del tema.
La producción, a cargo de Maldad Corp, es otro punto a destacar. La canción estuvo en proceso durante tres años, y se nota: no hay decisiones improvisadas. Todo está ahí por una razón. La mezcla permite que cada guitarra tenga su espacio, que cada textura conviva sin opacarse. La batería suena viva, cruda, como si estuvieras en la misma sala. El bajo no es protagonista, pero se siente: sostiene, acompaña, contiene.
Pero lo más potente está en la voz y en la letra.
Mickey Marciano, vocalista y compositor, no intenta lucirse. Su interpretación es honesta, incluso como una pedida de ayuda por momentos. Y eso es lo que la hace real. La canción habla de ese momento en la vida donde todo parece moverse más rápido que uno mismo. De querer cambiar, mejorar, pero no estar seguro si estás avanzando o simplemente huyendo.
Hay una frase no dicha que flota durante toda la canción: “No digas cosas que me hacen daño”.
Y eso la vuelve profundamente humana.
“Senbonzakura” no busca convertirse en hit. No sigue fórmulas ni se esconde en metáforas vacías. Es una canción valiente, en lo musical y en lo emocional. Un mapa de vulnerabilidad que no necesita explotar para dejar huella.
Florencia construye espacios donde sentirse menos solo.
Y en tiempos como estos, eso ya es muchísimo.
Sigue a Florencia: Instagram – Spotify
Descubre más desde Biscuitbatik
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
