Matalascallando se mueve en ese punto exacto donde la grabación casera se convierte en carácter. Desde Portugal, este proyecto nacido en Chiclayo ha encontrado en lo doméstico una forma de identidad, transformando la intimidad del proceso artesanal en un recurso estético. Fim de férias, su más reciente entrega, vuelve a poner sobre la mesa esa manera de trabajar con lo mínimo, pero con un oído que se inclina hacia el detalle. La escucha inicial ya transmite la idea de un espacio cercano, como si el micrófono hubiera quedado en la sala de alguien que experimenta sin protocolos rígidos, aunque el resultado está lejos de ser improvisación.
La clave está en el contraste entre la crudeza y la fineza. La mezcla de Diego Samos se convierte en un filtro que no borra las asperezas de la grabación artesanal, sino que las realza con equilibrio. Lo-fi no significa descuido, y Fim de férias lo demuestra con capas de guitarra que se superponen sin invadir, loops que marcan un pulso irregular y silencios en la voz que construyen cercanía. Esa combinación convierte al EP en un trabajo que encuentra su mejor expresión en auriculares, donde los pequeños accidentes y las texturas mínimas se perciben como parte del diseño.
El resultado no busca sonar a gran estudio ni a alta definición. Funciona mejor como un espacio intermedio, una maqueta que nunca quiso transformarse en edificio terminado. Esa estética es la que sostiene la identidad de Matalascallando, que desde su debut ha apostado por conservar un aire casero incluso cuando el acabado crece. En lugar de corregir las imperfecciones, las integra como elementos que dan espesor y que diferencian a este proyecto de otras propuestas del indie latinoamericano.
Esa misma lógica se extiende al plano visual. El arte de Rubén Leite, con trazos que parecen garabatos controlados, acompaña la sensación de un diario ilustrado donde las emociones se dibujan de manera imperfecta pero reconocible. No es un adorno, sino un componente que prolonga la experiencia del EP más allá del sonido, como si la portada y la música compartieran el mismo espacio doméstico. El diseño refuerza la idea de un trabajo íntimo, hecho a mano, que se desplaza entre la nostalgia y el entusiasmo sin necesidad de enmarcarse en moldes externos.
Con Fim de férias, Matalascallando afianza un modo de producción que no busca deslumbrar desde la perfección técnica, sino desde la honestidad de sus procesos. Lo que comenzó en 2018 con grabaciones caseras se ha convertido en un lenguaje propio que sigue creciendo en complicidad con quienes escuchan. La música fluye en un formato pequeño, casi confidencial, pero con la fuerza suficiente para resonar más allá de las paredes de un cuarto. Esa tensión entre lo mínimo y lo expansivo se vuelve la verdadera marca del proyecto.
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